Jonathan Marcantoni, joven escritor nacido en Puerto Rico y residente en Estados Unidos, es sin duda uno de los actuales escritores más comprometidos con los problemas sociales de su país de origen. Araña editorial, fiel a sus principios de mostrar los valores literarios que traspasan fronteras y denuncian una realidad oculta, manipuladora de los derechos humanos, y socialmente inadmisible, ha editado en formato E-BOOK su novela EL FESTEJO DE SAN SEBASTIÁN.
Personalmente me siento identificada con su literatura, su forma trasgresora de mostrar la realidad cotidiana del mundo que habitamos y que la mayoría de la humanidad mira de soslayo, obviando que es un problema de todos. Sin fronteras ni territorios emocionales que le impidan hablar, Jonathan Marcantoni nos cuenta una historia conmovedora para avisarnos de que la crueldad humana está a nuestro lado, sea el país que habitemos, y que sin escrúpulos compartimos con los políticos, tal vez con una ceguera provocada adrede por falsos gobiernos.
Julia De la Rúa.— Jonathan, cuéntame tu experiencia como escritor y qué te hizo desear editar en Araña editorial.
Jonathan Marcantoni.— La familia de mi madre vino de las Islas Canarias. No me siento lanzas con los estadounidenses. Cuando leo la literatura puertorriqueña o española, siento que los autores y yo compartimos la misma cosmovisión. Aunque encontré algún reconocimiento con mi escritura inglesa, me parecía que la audiencia con la que tenía más conexión no podía leer mis obras. Quería conectar con mi pueblo, y para hacer eso debía escribir en español. No hubo ninguna editorial puertorriqueña interesada en la historia que cuento en El festejo de San Sebastián. Entonces, mi amigo Ricardo Félix Rodríguez me presentó a Julia De la Rúa y a Araña Editorial y desde la primera vez que hablé con ella sabía que había encontrado la editorial no solamente por esta novela, sino también por mis obras futuras.
Ayudé con la creación de Aignos para representar la literatura experimental. Creo profundamente en la necesidad de reforma en la literatura, ambos con el arte y con la manera en que comunicamos con los lectores. Julia comparte este deseo conmigo y, más que eso, ella está haciendo las cosas necesarias para realizar una editorial distintamente preparada por los retos del siglo XXI. Mientras que el resto del mundo literario está detenido en las prácticas del siglo XX, Julia sigue adelante. Ella me inspira mucho, y me enseña un montón. Pensaba que supe todo sobre el mundo literario. Tuve mucha arrogancia, y Julia me enseñó cómo ser un escritor profesional. Aprendo algo nuevo de ella cada día, y soy mejor escritor y persona por la experiencia. No puedo esperar a empezar nuestro próximo proyecto.
Julia De la Rúa.— Por lo que me cuentas siento cierta esperanza… aunque también cierta duda. En la medida de que son buenas para que cambien un mundo lleno de intereses mercantilistas, que destruyen la verdadera literatura, pero precisamente esa oscuridad que se cierne en el medio editorial, me hace sentir la DUDA. ¿Crees que vas a seguir siendo fiel al concepto Araña? ¿No crees que en algún momento ansiaras ser un producto y te dejaras corromper por la ambición de otros, que te hagan llegar lo antes posible sin importarte a quien engañas y, es más, sin importante lo más mínimo los lectores, solo tu propia carrera hacia el mercantilismo de la literatura?
Jonathan Marcantoni.— Si hay un rasgo de duda con lo que digo, solamente es porque no sé el futuro. No sé si a Araña le va a gustar lo que escribo en el futuro, aunque espero que publiquen mis próximas novelas. A veces pienso demasiado en lo que no ha pasado, en las posibilidades, no importa cuánto absurdo que parezca. Tengo miedo de perder todos mis logros en cualquier momento. Es un miedo que origina en el camino duro que he andado para alcanzar este momento en mi carrera. Las cicatrices de los fracasos duran por más tiempo que las bendiciones del éxito. Por eso, intento gozar de este momento y todo lo que tengo actualmente.
Como ya te dije, no sé el futuro, pero lo que sé es que no escribo para ser famoso. No escribo por los premios ni por los elogios. Escribo porque lo debo. Es mi estado natural, y lo quiero como mi propio niño. La filosofía de Araña editorial es una filosofía que creía que existía antes de conocer a Julia. No voy a vender mi alma para ganar dinero vacío. Seguiré escribiendo sobre los retos, la belleza y los horrores de esta vida. Por eso soy escritor, no por la simple fama .
No me mal entiendas: Creo de corazón que el concepto Araña es el futuro de las editoriales y que juntos podemos alcanzar a lectores por todas las esquinas del mundo sin vender nuestro alma. Creo que es posible ser escritor exitoso dentro del mundo de las editoriales independientes. La definición de éxito tiene que ser cambiada. El dinero no define al éxito, sino el impacto que tenemos en las vidas de nuestros lectores. Si nuestras obras inspiran, conmueven, o cambian la mente de un lector, entonces estamos caminando por el camino correcto.
Julia De la Rúa.—Hace unos momentos escuchaba una noticia de cómo 200 subsaharianos habían logrado pasar de Marruecos a España por Melilla. A la par desde la portavoz del gobierno español, argumentaba que había mafias que utilizaban el tráfico de humanos para sus beneficios, como si no fuesen conscientes de que la política mal aplicada es la que crea dichas mafias. Inmediatamente te he recordado a ti, a tu novela. No he podido evitar llorar ya que hace muchos años que mi trabajo ha consistido en apoyar la inmigración de países en guerra, y a través de mi empresa de lenguas International Language Center dar trabajo a personas de todo el mundo. Hace solo una semana un amigo de Senegal, POPE, ha sido expulsado después de vivir en España 14 años. Un gran músico al que he tratado de contratar para conseguir sus papeles y legalizar su situación, e incomprensiblemente nos lo han denegado varias veces… sin motivos serios o legales. Me he puesto furiosa con mi país, con el mundo; aunque, en verdad, después de hablar con él por el teléfono y confirmarme que estaba feliz con su familia, he pensado que es allí donde estaba mejor, que en este país, donde se desprotege sin escrúpulos a una persona que ya tenía un arraigo profundo…
Cuando me asaltan las dudas es simplemente porque este mundo de las editoriales conserva un fondo falso y contrario en muchos escritores a sus palabras, aunque sé que tu jamás vas a traicionarte a ti mismo, al igual que yo no lo hago conmigo misma… los que amamos la verdad seremos fieles a LA VERDAD… solo te deseo felicidad donde vayas y que jamás dejes de lado ese espíritu que nos acercó y que entre los dos mejoramos, ya que apoyaste mi criterio.
Tenía una extraña sensación estos días con la inminente salida al mercado de El festejo de San Sebastián, ahora sé que debía llegar a los lectores en un momento clave de la historia en que el tráfico de humanos y la esclavitud permanecen en todo el mundo. Si unimos fuerzas seguiremos escribiendo verdades y eso, amigo mío, siempre va a perdurar como buena literatura, así que adelante…
Te doy la bienvenida y mis deseos de compartir proyectos, humanos, artísticos y también de arte y belleza. Espero verte muy pronto en España y también a tu familia.
Que vengan muchas entrevistas en cualquier momento, ahora te envío desde una cálida noche en mi hogar, el mejor de los abrazos y felicidad para ti y los tuyos.
Te dejo a ti, que hables a tus nuevos lectores en nuestra lengua bella que además la hablan millones de humanos….
Jonathan Marcantoni.— Gracias por tus palabras, Julia. Me conmueven profundamente. Tengo muchas ganas de conectar con tus lectores y sostener una larga carrera en España. Mi objetivo con El festejo de San Sebastián, con la emergencia en el centro de la historia, es mostrar que vivimos en una era en la que los lugares más remotos del mundo son conocidos. El alcance del conocimiento, de las culturas lejanas y aisladas, es mejor que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. A la misma vez, en todos los países, el tráfico de personas existe en cada país, rico o pobre y de norte a sur y del este al oeste, las sociedades han adoptado un modelo de vida que cuando la gente escucha una injusticia en otra parte del mundo, o a veces en su propia ciudad, se dicen a sí mismos: «Eso no tiene nada que ver conmigo». Y nos convencemos directamente al no estar asociados a los sucesos que no tenemos la culpa. Pero la realidad es que la razón por la injusticia viene de dos cosas: la indiferencia y la demanda por los productos asociados a la injusticia. Somos indiferentes porque si actuamos contra la explotación de seres humanos, significa que no podremos comer lo que comemos, o vestir la camisa que acabamos de comprar. La escena más importante para mí de El Festejo de San Sebastián es, cuando Ilán le dio la medicina para la espalda a su amiga Adria. Los lectores saben que la medicina está procesada y empaquetada por los inmigrantes que viven y trabajan bajo condiciones de esclavitud. Ilán le dice que él puede dejar la vida del crimen, si ella acepta que no podrá recibir nunca de él ninguna medicina más. Inmediatamente, Adria agarra la medicina y dice que no quiere vivir con dolor. Esta decisión es lo mismo que hacemos cada vez que compramos un vestido de Tailandia u otro país pobre, y esta crea la demanda que hace posible la perpetuación de la injusticia. Espero que mostrar esta dinámica a la audiencia pueda cambiar las acciones de por lo menos una persona. Porque las revoluciones no empiezan con los grupos, sino con los individuos. Al final de la novela, quiero que alguien decida levantar su mano y proclamar: «¡No voy a soportar ninguna corrupción más!». En este minuto, empezaremos el camino hacia un mundo mejor.
Julia De la Rúa. Araña editorial Marzo 2014.
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