FIRA DEL LLIBRE VALENCIA 2013
Fin
de semana en Valencia. Ánimos desbordados en un ambiente de FERIA librera,
fiebre playera, y yo, junto a mis correligionarios capitalinos y alguien más,
entregado a las delicadezas mundanas que se me pusieran por delante, en
especial las que nos llegaron de la mano del clan DE LA RÚA, hospitalario donde
los haya. Solo que éste no es un patriarcado, no, no hay sistema de parentesco
patrilineal, ni mucho menos, a la cabeza se encuentra una MUJER, con
mayúsculas: Julia de la Rúa.
Llegamos
a los Jardines del Real rozando el mediodía, con un sol inesperado después de
las veleidades de este mayo de transición, y entre saludos y (des)cortesías nos
fuimos poniendo a tono con el ir y venir de la gente, con lo bucólico del evento,
hasta que llegó el momento de la presentación conjunta en una de las carpas
dispuestas por la organización para tal fin. Éramos tres los afortunados: Kadan
Navarro (Humano), Manuel Espino (L´enfantville) y YO (Un
insólito día para Silvestre Mendo). ¡Venidos desde Madrid para la ocasión!
Merced a implicaciones geográficas evidentes, la sede de Araña Editorial se
convirtió (y espero que por mucho tiempo) en nuestro particular lugar de
peregrinaje.
El
acto comenzó y fuimos hablando de cada una de las obras, enfatizando diferentes
aspectos según cada autor, hasta que la contención de los primeros cinco
minutos saltó por los aires. El agradecimiento dio paso a la denuncia y entre
humo y cerveza se perdió un NORTE marcado por el ajetreo desvergonzado y riguroso
de Julia de la Rúa, que hizo del escenario un feudo artístico-instructivo al
que no paró de acercarse gente, atraída por el revuelo demencial elevado por
nosotros, CUATRO sujetos imprecisos.
Antes
de la ronda de preguntas vino la actuación de Adri Castellanos (guitarra
rítmica) y Christoph Ringelkamp (guitarra solista), interpretando varias
canciones de los Beatles y Bob Dylan, y supieron poner la nota musical al
inefable disparate de un cuatro de mayo. Lo cierto es que la música nunca
sobra, sin importar la naturaleza del EVENTO que se celebre. Después, algo de
intercambio de ideas, y, habiendo excedido el tiempo que la organización nos
concedió (vinos mediante), los DE LA RÚA nos propusieron un plan irrechazable:
paella en el paseo marítimo. ¡Magnífico! Para allá que fuimos, no sin antes
haber hecho balance y sacado conclusiones: Araña Editorial es un valor en pleno
ascenso cuya trayectoria meteórica está dando mucho que hablar, especialmente
porque quienes están detrás creen en ello, en revertir el proceso de
subnormalización que padecemos, y contra la convicción y el talento poco se
puede hacer. No se trata sólo de una editorial con una producción EQUIS, hay
mucho más: activismo social y solidario, rendimiento artístico (sólo hace falta
pasarse por la sede y deleitarse con el sinnúmero de cuadros que cuelgan de sus
paredes), entre otras honestidades.
Así
que, una vez descalzos y arenados con olor a Mediterráneo, nos sentamos a la
mesa, que hambre había, y con el intercambio interactivo de pareceres fuimos
dando reposo a la razón y sumiéndonos en el placer mañanero de reconocer el
trabajo bien hecho, y las expectativas en aumento. Sólo queda decir, al menos
por mi parte, GRACIAS POR TODO ARAÑA.
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